Les dejo una nota que salió en Clarin que habla sobre la Escuela de la AAT y sobre Florencia, una de las jugadoras que participa de los programas de tenis que se están llevando a cabo.
Clarin - Jueves 03.08.2006
Fábrica de campeones
De allí salieron jugadores como Nalbandian, Coria, Clerc, Del Potro y Dulko, entre otros. Sus conductores cuentan cómo se forman los tenistas que mañana brillarán en los circuitos.
Por Mariano Laico. Especial para Clarín.com
mlaico@clarin.com
Son casi las once de la mañana y en una de las canchas del Buenos Aires Lawn Tennis Club, a pesar del cruel invierno y los menos de 10º C de temperatura, dos profesores entrenan a una chica rubia. "Ese revés paralelo tiene que ser profundo, porque con una derecha cruzada te embocan", le dice uno. Del otro lado de la red, el otro la exige. "Muy buena esa", la alienta, y luego la corrige: "Ojo con la línea, jugala con margen". Un par de minutos después, llega Gustavo Luza, ex capitán del equipo argentino de Copa Davis y Director del Programa de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis. Mira atentamente el trabajo, se acerca y remarca: "Flopi, después de esa pelota alta te dormís, tenés que estar más atenta". Y luego le indica a uno de los profes: "Robertito, si ella juega corto, entrale, para que se dé cuenta". Una nueva bola liviana de la alumna deja la cancha abierta para el entrenador, que le mete un palazo pegado a la línea.
"¿Ves? Esa pelota sin peso no sirve", dice Luza. Flopi es Florencia Molinero, una de las esperanzas que tiene Argentina en el tenis femenino, según Gustavo . Como muchos otros chicos, esta rafaelina de 17 años y dueña de una derecha picante, recibe el apoyo de la Escuela Nacional de Tenis. El mismo que recibieron David Nalbandian, Guillermo Coria, Juan Martín Del Potro, Gisela Dulko y Clarisa Fernández, entre otros. Este programa, que con mucho esfuerzo y dedicación intenta abarcar a todo el país, busca potenciar las virtudes de aquellos chicos que se destacan en este deporte.
"Tenemos varios programas con los que tratamos de llegar a la mayor cantidad de chicos posible. Para eso tenemos campos en Buenos Aires, donde recibimos a los mejores de cada categoría (hay tres para hombres y tres para mujeres): convocamos a los primeros del ranking nacional para trabajar con nosotros. Son dos días que incluyen evaluaciones médicas, análisis cardiológico, antropométrico (se ocupa de las medidas del cuerpo humano), oftalmológico y exámenes odontológicos. También hay pruebas físicas y tres turnos de tenis. Todos esos costos, de traslados, permanencia en Capital y alimentación, están cubiertos por el programa", explica Luza. En la cancha, mientras, los profes Ignacio Asenzo y Roberto Álvarez siguen haciendo trabajar a Florencia.
"Por la tarde, funcionamos como un centro invitando a los mejores de Capital y Gran Buenos Aires. A los mejores por ranking (insiste). De todas maneras nosotros nos dejamos una puertita abierta para cuestiones de criterio o de proyección, pero el 80% de las convocatorias es por ranking, por eso son muy prolijas y muy transparentes", cuenta Luza que, de reojo, mira cómo se porta Florencia. "El tema es qué pasa con el resto –continúa-. Para eso tenemos un programa de visitas donde dos entrenadores y un preparador físico vamos a distintas regiones del país. La última fue a San Salvador de Jujuy, y ahí vimos chicos jujeños, salteños, santiagueños y tucumanos", dice Luza, quien maneja cada mañana los 97 kilómetros que separan a la Capital Federal de su Mercedes natal. Ida y vuelta.
El programa abarca una región completa e intenta ir variando de zonas para poder federalizar la búsqueda. Cada visita dura dos días en los que se hacen evaluaciones físicas, reuniones con los padres, no sólo de los que son citados, sino también de aquellos que quieren jugar al tenis, y encuentros con entrenadores. A todos esos chicos después les envían un informe técnico y médico. Además, hay presencia de algún entrenador en los torneos más importantes del calendario (torneos de grado uno y algunos de grado dos) donde ven a los chicos en situación de competencia. Los coaches les pasan mucha información que les sirve para conformar los equipos nacionales.
Pero el apoyo no termina ahí. La Escuela Nacional de Tenis, se mudará el año que viene a un club en Pilar que, de manera gratuita, pondrá a disposición de la AAT canchas de cemento, de polvo de ladrillo, gimnasio, oficinas para los profesores y dormitorios para 24 chicos. Una buena mano para que el programa continúe desarrollándose.
Ya son más de las 12 del mediodía y dentro de la cancha, se escucha a Roberto: "Una más, Flor, dale, la última". Al finalizar, ella se irá a su casa a comer para volver a entrenar a las 2 de la tarde. "Cuando los chicos llegan o los vemos cuando vamos al interior tratamos de ver si hay algún aspecto técnico o físico, lo charlamos con su entrenador, y vamos intentando llegar a lo que nosotros creemos que es lo mejor para ese jugador. Es como un diagnóstico. Con los chicos que tenemos trabajando acá es más fácil, porque tenemos muchas horas para trabajar", comenta Ignacio Asenzo, uno de los entrenadores que hace algunos años trabaja en el programa y otro que se hace religiosamente todos los días el viajecito Mercedes-Buenos Aires – Buenos Aires-Mercedes.
Gustavo Luza habla con la convicción de alguien que sabe que se están haciendo las cosas bien, aunque reconoce que aún no llegaron a su techo: "Tenemos un buen presupuesto, no nos quejamos. Cada año es un poco mejor. Pero aún está muy lejos del que tendría un país desarrollado. A todos nos gustaría poder ayudar a más chicos, porque hay demasiados que se quedan afuera. Pero repito, estamos muy contentos porque hubo épocas en la que teníamos mucho menos: ni siquiera teníamos pelotas". También, cuenta con orgullo, que con ese presupuesto pudieron apoyar a más de 35 juveniles para la COSAT (gira sudamericana para juniors): en ellos se invirtieron cerca de 40 mil dólares.
Este programa, creado por el ex jugador Enrique Morea, interrumpido durante unos cuantos años y luego reabierto en 1996 con la llegada del propio Morea a la presidencia de la AAT, es una pieza fundamental en el motor del tenis nacional. Gente con experiencia y ganas de colaborar trabaja para que ningún talento argentino quede desaprovechado. Los resultados están a la vista: no lo hacen para nada mal.
FLORENCIA MOLINERO, la promesa
Nació el 28 de noviembre de 1988 en Rafaela, Santa Fe. Comenzó a jugar al tenis a los cinco años en su ciudad natal y a los 14 llegó a la Capital para agarrar ritmo de competencia y perfeccionarse. "A los 10 años empecé a participar en torneos de la zona y en algunos nacionales, pero llegó un momento en el que a llá ya no tenía con quién jugar y entonces me vine a entrenar acá. Al principio llegué con mi mamá y después se vino mi papá", cuenta.
Ya en Buenos Aires y con el apoyo de la AAT, Florencia empezó a obtener muy buenos resultados en torneos juniors (en 2004 ganó el Orange Bowl para menores de 16) hasta que decidió probar suerte entre las profesionales. "En ese momento salió la idea de buscar un entrenador, estuve ocho meses con Leonardo Olguín pero hubo diferencias, entonces volví acá porque siempre me trataron muy bien", explica la número 495 del ranking de la WTA.
De nuevo al lado de la gente de la AAT, la rafaelina entrena toda la semana en dos turnos: practica a la mañana, va a almorzar con su familia y luego vuelve para seguir trabajando. Comenta que el tema de los viajes a torneos de profesionales es bastante complicado, porque por lo general, por ahora, "los gastos superan las ganancias". Pero no se desespera. Su objetivo es "llegar a lo más alto que se pueda" y, por supuesto, "vivir del tenis".
Pero entrenarse y afinar esa derecha tremenda no es todo en su vida. A los 17 años, y a pesar de reírse -tímidamente pero mucho- a la hora de hablar del tema, asegura que está estudiando para terminar la secundaria. "Hasta hace un año y medio iba todos los días al colegio, pero después, con el tema de los viajes, lo dejé' pero lo empecé a hacer libre, me faltan unas materias", explica. ¿Quién es el que más fuerza hace para que Flor se reciba? "Y sí, mi papá'" (más risas).
Link:
http://www.clarin.com/diario/2006/08/03/conexiones/t-01245598.htm
Fotos de la nota: